¿Quién fue Santa Ángela de la Cruz? Ángela Guerrero González nació en Sevilla el 30 de enero de 1846 en el número 5 de la plaza de Santa Lucía. De padres humildes, educaron a Ángela y a sus hermanos en un ambiente devoto; en concreto, su educación escolar fue mínima ya que pronto tendría que dejar la escuela para ayudar a su familia en las labores de la casa. Sin embargo, su falta de instrucción la supo siempre compensar con una inteligencia natural vivísima y un corazón grande y generoso.
Para conseguir algunos recursos económicos, y así poder ayudar a la familia, con apenas 12 años entró de aprendiza en un taller de confección de calzado donde destacó siempre por su empeño y habilidad para el trabajo encomendado. Pero Dios tenía otros planes para ella. Su religiosidad y espiritualidad fueron precoces: a los 15 años dormía encima de una tabla sobre la cama y, a pesar de su fragilidad, realizaba ayunos y utilizaba el cilicio, privándose todos los viernes de su comida para dársela a los pobres.
Angelita volvió a Sevilla con el desánimo de no poder materializar su vocación religiosa. En 1871, el día de Todos los Santos, puso por escrito el propósito de vivir su vocación religiosa en el mundo, ya que había fracasado intentándolo recluida en un convento. Tras el trabajo en el taller, cada noche fue dando forma al proyecto que ansiaba instituir hasta que en 1875 solicitó al padre Torres autorización para realizar votos perpetuos. El mismo año, Ángela deja definitivamente el taller de calzado y se centra en su nuevo proyecto.
Sus primeras compañeras de viaje fueron Josefa de la Peña, Juana María de Castro y Juana Magadón, que aportaron mucha ilusión, trabajo abnegado y los pocos bienes de los que disponen para la Compañía de la Cruz en ciernes. El padre Torres le confiere a Ángela el título de Hermana Mayor, título al que renuncia y transfiere a la Virgen María. Alquilan una pequeña habitación en la calle San Luis número 13, donde se instalan e inician la andadura como comunidad. El 2 de agosto de 1875 las cuatro primeras hermanas de la Cruz, tras oír misa en Santa Paula y comulgar con el padre Torres, comienzan su primera jornada. En los meses siguientes apenas recogen dinero para subsistir y seguir ayudando a los pobres y enfermos. Tras muchas gestiones y la ayuda, entre otros, del hoy beato don Marcelo Espínola, se trasladan a una pequeña casita en la calle Hombre de Piedra número 8. Finalmente, el 5 de abril de 1876 el cardenal Lastra aprueba el Instituto.
En 1880 el padre Marcelo Espínola es nombrado obispo auxiliar y su labor será de gran apoyo para las Hermanas de la Cruz. En 1881 se trasladan a una nueva casa en la calle Cervantes número 12, gracias a las ayudas de muchos benefactores, y en 1887 se trasladan a la definitiva casa de la calle Alcázares. En 1898 el Papa León XIII firmó el “Decreto de Alabanza”, por el que el Instituto de las Hermanas de la Cruz iniciaba el camino para ser aprobado definitivamente por la Santa Sede. Esta aprobación no llegó hasta junio de 1904 y fue ratificada por el Papa Pío X, su sucesor.
El 5 de noviembre de 1982, Su Santidad el Papa Juan Pablo II la beatificó en el transcurso de una eucaristía, en su visita a Sevilla. Esa misma tarde el Papa visitó la Casa Madre y rezó frente a su tumba. El 20 de diciembre de 2002, la Iglesia aprueba el milagro atribuido a sor Ángela consistente en la curación de un niño que sufría obstrucción arterial de la retina de un ojo, y que recuperó repentinamente la visión. Veintiún años después de la beatificación, el 4 de mayo de 2003, Su Santidad el Papa Juan Pablo II volvió a España para canonizarla en Madrid, en la Plaza de Colón, con el nombre de Santa Ángela de la Cruz, junto a otros cuatro beatos españoles.

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