TEMPLOS

SEDES CANÓNICAS

La Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción está situada en la parte sur del pueblo en la zona comúnmente conocida como “El Palacio”. Se encuentra en una zona alta junto al antiguo cauce del Guadalquivir, desde la cual se puede divisar la Vega.

Gracias al patrocinio de los Corzo Vicentelo de Leca, Condes de Cantillana, se comienza a construir en 1555 por Juan Pérez Caravallo, se paraliza la obra y la reanuda en 1619 por Diego López Bueno. Se caracteriza por su planta basilical de tres naves. La nave central está cubierta por un llamativo artesonado de mediados del siglo XVI y las naves laterales por vigas de madera inclinadas a un agua. Las naves están separadas por tres grandes arcos de medio punto a cada lado. El crucero está coronado por una bóveda que muestra un diseño de herrajes de tipo flamenco, notable por su complejidad y su armonioso diseño curvilíneo, en la que figuran los escudos de los condes de Cantillana.

La torre se construyó en el siglo XVIII, obra realizada por el arquitecto diocesano Diego Antonio Díaz. En 1786 se llevaron a cabo importantes obras, como la terminación de las cabeceras neoclásicas en las molduras del templo.

Destaca en su interior el actual retablo mayor procedente, en su mayor parte, del convento de Santo Domingo de Carmona y es obra de Juan Gatica, de principios de s. XVII donde se venera la imagen de Nuestra Señora de la Asunción.

A la izquierda del templo, se encuentra la capilla del Sagrario, con un hermoso retablo del imaginero Jerónimo Hernández de Estrada, lo preside la imagen de una Inmaculada barroca.

En la nave de la epístola se encuentra la imagen de la Divina Pastora, en el antiguo retablo mayor del convento franciscano de Cantillana, actualmente centro expositivo Pintor Ocaña. Las pinturas del camarín son del ilustre pintor cantillanero Ricardo López Cabrera y José María Labrador. En la misma nave se encuentran las imágenes del Santísimo Cristo de la Misericordia, obra de Castillo Lastrucci, y de la Santa María de la Caridad, de Francisco Buiza.

En la iglesia se pueden ver, además, una cruz de rocalla del siglo XVIII y las imágenes de San José, Virgen Inmaculada, Santo Crucifijo de las Misericordias (popularmente de San Felipe), Santa Teresa de Jesús y Cristo atado a la Columna, todas ellas de una gran factura. En la sacristía se guardan importantes piezas de orfebrería, como custodias, cálices, bandejas, etc. de los siglos XVI-XIX y algunas importantes pinturas, varias del pintor local Antonio Sánchez Palma.






La Ermita de San Bartolomé se sitúa en la Plaza de Llano, corazón del pueblo. Es del siglo XV y tiene planta basilical con tres naves separadas por columnas de ladrillos que sustentan arcos apuntados. La cubierta es de madera, artesonado central y de colgadizo en los laterales. Los exteriores están intensamente transformados, destacando la portada principal del siglo XVIII. Sobre las vertientes de la cubierta se levanta una espadaña también dieciochesca de un solo cuerpo, unida mediante aletones a la portada y construida por un arco de medio punto entre pilastras que soporta un frontón triangular rematado por una cruz de forja. En el siglo XIX poseía en su interior, aparte del retablo mayor del Cristo de la Vera Cruz, los retablos de Nuestra Señora del Consuelo, Nuestro Padre Jesús Nazareno y San Juan Evangelista

En el siglo XIX contenía, aparte del retablo mayor del Cristo de la Vera Cruz (hoy en día desaparecido), los retablos de Nuestra Señora del Consuelo y San Juan Evangelista, y Nuestro Padre Jesús Nazareno. En la noche del 5 de abril de 1936 en un primer intento de saqueo del edificio, resultó dañada la imagen del Apóstol, destrozando también el contorno de uno de los pasos de cofradía que allí se custodiaba. En otro posterior saqueo ese mismo año, desapareció el retablo mayor y fue nuevamente destrozada la imagen de San Bartolomé, del que solo pudo salvarse el busto. Afortunadamente pudieron preservarse las imágenes de Nuestro Padre Jesús de Nazareno, la Virgen del Consuelo. 


Desapareció del retablo mayor, una pintura al fresco, fechada en torno a 1500 y que presenta una escena franciscana, al parecer la Estimación de San Francisco. Actualmente la ermita de San Bartolomé alberga las imágenes de Nuestra Señora de la Asunción, San Bartolomé, Nuestro Padre Jesús Nazareno y Nuestra Señora del Consuelo, una pintura de Santa Catalina de Alejandrina del siglo XVIII y revistiendo cierto interés las pinturas murales de la capilla de Nuestro Padre Jesús Nazareno, fechables en momentos muy avanzados del siglo XVIII.

La Iglesia del Dulce Nombre de Jesús y Divina Misericordia se encuentra situada en la plaza de la Misericordia, muy próxima a la parroquia de Ntra. Sra. de la Asunción. Se tiene constancia a través de libros de visitas que durante un tiempo recibió uso de hospital, seguramente organizado por alguna cofradía.


Anteriormente, en época musulmana, posiblemente fue una mezquita, por situarse en las zonas más altas del pueblo y su orientación a la Meca. Era costumbre que sobre antiguas mezquitas se levantaran iglesias. La actual iglesia es del siglo XVI y originariamente constaba de una sola nave, posteriormente se construyó otra en el lado de la epístola.

Posee una portada de ladrillo visto, rematado por una artística espadaña con un rosetón de azulejos. Estilísticamente su estructura presenta planta de salón con presbiterios elevados sobre dos escalones (que presentan algunos azulejos del siglo XVIII). Dicho presbiterio está enmarcado por un gran arco de medio punto de estilo renacentista. Sus formas estriadas, parecen aludir a las acanaladuras de una columna clásica. Presenta dos capillas en el lado de la epístola, abiertas a la nave principal por medio de dos arcos de medio punto, una de ella tapiada e incorporada a la casa de santería. En la actualidad como salas adjuntas tiene una sacristía para el santero con varias habitaciones muy reformadas. En esta zona existía un patio o jardín, que actualmente es la plaza. Los techos interiores son de vigas de madera, a dos aguas en la nave central y un faldón simples de capillas laterales. Destaca la portada de estilo mudéjar. 

Muy característico es el óculo, que se forma por ladrillos enmarcados por azulejos de color azul, blanco y miel. La espadaña, tiene un arquillo de medio punto, pero con alfiz (nuevamente conjunción de la vanguardia renacentista y el sistema morisco) y se remata en frontón mixtilíneo y una veleta de forja. En la portada hay una imagen de la Virgen de la Misericordia, de ahí el nombre de la ermita. 

En la zona del altar existían unas pinturas y delante de las anteriores se colocó el actual retablo, del siglo XVIII; donde preside un Niño Jesús de la Escuela Sevillana, así como una pintura de la Virgen de la Misericordia. 

Otra de las singularidades que alberga esta ermita es el simpecado de la Virgen de Belén, antigua hermandad, hoy desaparecida, fundada por hombres exclusivamente. Este precioso simpecado es de terciopelo rojo bordado en plata. En los años cincuenta, se funda en ella la Hermandad del Crucificado que toma el nombre de esta iglesia, trasladada luego a la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción cuando se fusionó con la Ilustre Archicofradía Sacramental. 

En los últimos años ha acogido las cofradías de San Benito Abad y de la Sagrada Entrada en Jerusalén. En ella, tiene su sede canónica la Hermandad filial de San Benito Abad de Cantillana, siendo desde donde se inicia el último fin de semana de agosto su peregrinaje hasta la ermita del Santo en Castilblanco de los Arroyos.



El Santuario de Nuestra Señora de la Soledad se sitúa en la parte norte del municipio, en la salida del pueblo en dirección a El Pedroso. Anterior al edificio actual, existió en el mismo lugar una ermita bajo la advocación de San Sebastián, patrón de Cantillana, donde ya en el siglo XVI era venerada la Santísima Virgen de la Soledad, que debido a la gran devoción del pueblo terminó dando nombre a este recinto. Del antiguo edificio posiblemente se conserva una de las paredes de la Sacristía. Se sabe que tenía un pórtico que se exornaba con arcos de romero el Viernes de Dolores y en cuyo atrio se celebraba cada Viernes Santo el descendimiento de la Cruz y Santo Entierro de la sagrada imagen de Nuestro Señor Jesucristo (Cristo del Sepulcro)
En las últimas décadas de siglo XVIII se amplió el antiguo templo. 

El nuevo templo sería uno de los primeros edificados en la provincia de Sevilla en estilo neoclásico siendo concluido en 1792 a falta de los retablos. En 1848, el cementerio fue trasladado a la parte trasera del templo para que, simbólicamente, la Virgen proteja las almas de los difuntos. El edificio es de estilo neoclásico y de planta de cruz latina. Consta de una sola y espaciosa nave rematada por una bella cúpula de yeserías en cuyas pechinas hay unos relieves con los cuatro evangelistas y versículos del Stabat Mater. Presenta portada a los pies, adintelada y flanqueada por pilastras que sostienen un frontón partido con pináculo. En la parte superior tiene una espadaña decorada con azulejería. En su interior posee un retablo mayor considerado el último camarín barroco de Andalucía, ya en línea con la corriente neoclásica. 

El camarín se cubre con una bóveda de aristas en cuyo centro se sitúa la representación del Espíritu Santo en forma de paloma. En este retablo mayor se encuentra la Virgen de la Soledad, patrona de Cantillana. La pieza destacable es la peana de la Virgen, preciosa obra del siglo XVIII de considerable altura y líneas neoclásicas, obra del importante escultor Juan Bautista Petroni. En este retablo también se encuentran las imágenes de Santa Rita y San Sebastián, patrón de Cantillana y son muy interesantes los dos retablos fronteros, con las imágenes de San Juan y La Magdalena que se ubican en el lado izquierdo y derecho del crucero respectivamente. 






En el crucero de la izquierda se venera al Santísimo Cristo de la Agonía, interesantísima imagen de pasta, considerada la Imagen de Cristo más antigua de Cantillana. Procede del antiguo Convento de San Francisco y se trasladó a esta ermita en su propio retablo que fue deshecho en las obras de 1969-1973. 

A ambos lados del presbiterio en perfecta simetría, como ocurre con todo el templo, se abre la Sacristía a la izquierda y la antesala del tesoro de la Virgen, sala capitular, a la derecha. En la puerta del templo encontramos, con motivo del nombramiento de la Virgen de la Soledad como Alcaldesa Mayor Perpetua de Cantillana, dos grandes paneles de cerámica a ambos lados de la portada del Santuario y que narran los títulos concedidos a la Virgen. 

Anexo al templo se encuentra a los pies, al lado izquierdo, la antigua casa de la santera, hoy oficina de secretaría de la Hermandad. Esta ermita fue respetada durante la guerra y tampoco se sustrajo nada de ella para la rehabilitación de la parroquia durante la contienda.

Delegación de Cultura del Excmo. Ayto. de Cantillana
Fotografías: Passio Naevensis