El magnífico altar, similar al erigido para la celebración del quinario, presentaba dosel cuyo penacho bordado estrenaba, un manifestador de metal plateado y dorado y dos candelabros de cinco brazos que escoltaban también la Sagrada Imagen, todo ello fruto de numerosos enseres donados por los devotos y que fueran expuestos previamente en la Exposición "Nuestro Padre Jesús, devoción de un pueblo" celebrada en la Casa de la Cultura de Cantillana.
El Señor vestía la túnica roja otomana que estrenara en 2018, completando su iconografía los atributos de la realeza de Cristo: corona de espinas dorada, potencias en plata dorada. También, varias joyas entre las que destacaba la medalla de oro de la villa. A los pies del Señor, una calavera, símbolo del triunfo de la Cruz sobre el pecado y la muerte, y una clara alusión a la Resurrección de Cristo. Estrenaba una nueva cruz de camarín rematada por tres terminales en metal sobre dorado de procedencia francesa.