La Hermandad ha querido así que, en el año de la Coronación Canónica de la Santísima Virgen de la Soledad, el Nazareno acudiera a las plantas de la Virgen donde se celebró la Santa Misa ante gran número de fieles. Finalizada la Eucaristía, el Señor prosiguió el viacrucis por calles por las cuales no suele discurrir el Señor.
Ya en la jornada del domingo, un conjunto muy trabajado se alzaba en el presbiterio de San Bartolomé. El Señor de los Pescadores se disponía en solemne y devoto besapiés ante una cruz alzada con los instrumentos de la Pasión: el gallo, la columna de la flagelación y flagelos, la lanza de Longinos, la caña con la esponja, los dados con los que los soldados se jugaron la ropa de Cristo, el cáliz, la trompeta de la cohorte, las tenazas y el martillo, la espada con el que San Pedro cortó la oreja a Malco que colaboró en el arresto de Jesús, el paño de la Verónica, la escalera que evoca a la forma en la que el cuerpo de Cristo fue desclavado y bajado de la cruz por José de Arimatea y Nicodemo y la bolsa con las monedas con las que Judas traicionó al Mesías, entre otros elementos que ofrecían a los fieles una representación sintética y simbólica de las diferentes torturas que sufrió Jesús durante su Pasión.
Fotografías: J. Ángel Espinosa
