06/05/2021

LA ALEGRÍA DE LA PASCUA

Cuando llega la Pascua de Resurrección, después de Semana Santa, es costumbre vestir las imágenes religiosas con una vestimenta de color blanco o colores más claros, basándonos en la idea del color de la pureza. A pesar de que la Resurrección se asocia con estos colores, según ha comentado en alguna entrevista el historiador D. Jesús Romanov Alfonso, "las cofradías están cometiendo un error, ya que no es correcto vestir a las imágenes pasionistas de Cristo con este color reservado sólo para momentos concretos". Matiza Romanov que "el color propio para las imágenes de Cristo sería siempre el morado y el rojo, además del verde para las imágenes de los Nazarenos". Así las cosas, el uso del color blanco en las imágenes de Cristo sería propio sólo de aquellas imágenes que representen el momento del Desprecio de Herodes, ya que el uso de una túnica de este color significaba la locura.

No obstante, es costumbre en el tiempo de Pascua vestir a nuestras imágenes con colores claros, adecuando la vestimenta de las imágenes al calendario litúrgico, simbolizando la alegría, la pureza, el tiempo de júbilo y la paz. 

En nuestro pueblo, el Señor en su Sagrada Entrada en Jerusalén se ha mostrado vestido con túnica y mantolín blancos, a lomos de su borriquita. Por su parte, a los pies del Cristo de la Misericordia se encuentra su Madre, Santa María de la Caridad, ataviada con atuendo claro. Ambas imágenes han sido vestidas por D. Antonio Payán Campos.


En la ermita de San Bartolomé, D. Antonio Bejarano procedía a vestir a la Virgen del Consuelo con saya y manto blancos, tras varios años sin hacerlo, recuperando además un fajín que la Virgen solía lucir asiduamente con anterioridad.  Y en color blanco también se nos presenta Ntro. Padre Jesús Nazareno, por las manos de D. Romualdo Rodríguez.


Y en la línea de la idiosincrasia y estética de la iconografía de la Virgen de la Soledad, las manos de D. José Naranjo Ferrari vestían la imagen de la Patrona con un nuevo conjunto de traje y manto que ha confeccionado el bordador local D. Benito Molero López y Dña. Mercedes Bernal Espinosa, donado por las familias Jiménez Rivero y Junco Rivero. El conjunto ha sido realizado en tul negro bordado en colores con cadeneta de hilo y ornamentado con tallos, flores y mariposas, de estilo Art Nouveau. Encontramos a la Santísima Virgen en una nueva disposición, en un emplazamiento más adelantado en la embocadura del camarín, debido a las tareas de restauración del mismo que la Hermandad ha empezado a llevar a cabo.

Sigamos viviendo la Pascua con mucha alegría. Cristo ha resucitado: celebrémoslo llenos de alegría y de amor. El Señor que ha vencido a la muerte, al pecado, a la tristeza... nos ha abierto las puertas de la nueva vida, la auténtica vida, la que el Espíritu Santo va dándonos por pura gracia. ¡Que nadie esté triste! Cristo es nuestra Paz y nuestro Camino para siempre.


Fotografías: Jesús Quintana y Antonio Payán