La Hermandad de Nuestra Señora de la Soledad celebró la Festividad de los Dolores Gloriosos el pasado fin de semana, en unas jornadas que quedarán en el recuerdo de los cofrades cantillaneros. En la tarde del sábado 15 de octubre se celebraba la solemne Entronización de la Santísima Virgen de la Soledad en su camarín recién restaurado. Seguidamente dio comienzo la Solemne Función Religiosa oficiada por el Rvdo. Sr. D. Manuel Martínez Valdivieso, párroco de la de Ntra. Sra. de la Asunción de Cantillana y director espiritual de la hermandad.
Momentos emotivos fueron el alzado del lienzo bocaporte, obra de José Naranjo, y el nombramiento como custodios honorarios del camarín a la parroquia y el Ayuntamiento de Cantillana, para lo cual, el hermano mayor D. Manuel Naranjo entregó al párroco y a la alcaldesa, Dña. Ángeles García, las llaves simbólicas del camarín.
Esta restauración del camarín ha significado la culminación de un proyecto de la hermandad de la Soledad al que ha estado al frente el historiador del Arte D. Antonio López Hernández junto a su equipo de colaboradores. El camarín es un auténtico tabernáculo devocional engastado en el monumental santuario que los cantillaneros levantaron a finales del siglo XVIII para venerar a su Patrona, construido sobre la antigua ermita de San Sebastián, en la que desde el siglo XVI recibe culto la venerada imagen.



Pero si la restauración del camarín de la Patrona fuera poco motivo de alegría para los hermanos de la corporación del Viernes Santo y cofrades en general, gozosa recibía y acogía la noticia Cantillana sobre el anuncio de la Coronación Canónica de la Santísima Virgen de la Soledad para el próximo 25 de mayo de 2024, tal y como anunciaba el párroco según el comunicado oficial del Sr. Arzobispo de Sevilla, Mons. Saiz Meneses. Se anunciaba así un acontecimiento sin precedentes en nuestro pueblo que "repercutirá en el bien espiritual de la feligresía".
Ya en la mañana del domingo, la Virgen de la Soledad bajaba de su camarín siendo expuesta en devoto besamanos. Lucía la saya del patronazgo, realizada por D. Benito Molero López, manto de camarín de terciopelo negro bordado en oro, atribuido a Juan Manuel Rodríguez Ojeda hacia 1900 y la corona de Palomino.
Fotografías: J. Ángel Espinosa